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Publicado: 15 de Oct, 2020

La crisis sanitaria de la COVID-19 ha puesto al medioambiente frente a múltiples riesgos y oportunidades. Las investigadoras del grupo Urban Transformation and Global Change Laboratory (TURBA Lab) de la Universidad Oberta de Catalunya, Mar Satorras, Isabel Ruiz y Hug March, han identificado ocho retos y ocho oportunidades planteados por esta nueva situación, con motivo del Día mundial del Medio ambiente, que se conmemora el 5 de junio.

Todos los puntos engloban diferentes ámbitos y aspectos que abarcan desde “giros presupuestarios en políticas públicas”, hasta el cambio de hábitos en la ciudadanía. Esta situación puede impulsar riesgos y ventajas para el medioambiente.

Problemas del confinamiento

El principal riesgo derivado de la crisis del coronavirus, según las expertas, es el asociado a los recortes presupuestarios. Desde la UOC señalan que “la nueva priorización política puede derivar en una ralentización y en recortes en políticas ambientales”. Esta situación, por tanto, “pondría en riesgo las declaraciones de emergencia climática y los planes climáticos”, indican en un comunicado.

Por otra parte, la crisis económica derivada del confinamiento ha hecho resurgir el debate sobre la flexibilización de las normas ambientales. Frente a este riesgo, las investigadoras ponen como ejemplo a Estados Unidos, “que se planteó dejar de imponer sanciones a las industrias contaminantes”, o Cataluña, donde el Gobierno anunció una ley de simplificación administrativa para trámites urbanísticos que puso en alerta a los ecologistas.

En esta línea se enmarcan dos riesgos más, los planes de recuperación sin perspectivas verdes y el uso de combustibles fósiles. Según la UOC, si los gobiernos no incluyen políticas ambientales, “dinamitaría los esfuerzos de promover una transición ambiental”. En este sentido, plantear una reindustrialización con industrias contaminantes supondría un retroceso para el medioambiente.

Miedo al contagio

Asimismo, la crisis del confinamiento ha creado “el miedo a contagiarnos”, una situación que ha promovido el uso del coche por encima del transporte público. El posible “cambio de movilidad” puede derivar en un aumento de contaminación atmosférica urbana y de las emisiones de dióxido de carbono (CO2). En esta línea destaca el incremento de residuos, ya que las medidas de protección sanitaria “pueden acabar empeorando la crisis ambiental”. Ante esta situación, las investigadoras proponen “invertir la tendencia” y apoyar las iniciativas que fomentan el material reutilizable.

La amenaza de futuros confinamientos puede impulsar la creación de urbanizaciones cerca de las ciudades que fomenten mayor impacto ambiente, según las expertas. Esto provocaría el aumento de la dependencia de transporte privado, un mayor consumo de suelo y más recursos, lo que se traduce en una mayor huella ecológica.

Posibles oportunidades

Más allá de los riesgos, el escenario pos-COVID-19 también aporta oportunidades. La movilidad urbana sostenible “reduciría la contaminación atmósferica, que es perjudicial para la salud de la población humana”, indican las expertas, quienes destacan como ejemplo la movilidad en bicicleta o a pie.

De esta forma, parece la oportunidad de mantener la reducción de la contaminación y de las emisiones de efecto invernadero a consecuencia del confinamiento. Destacan “los cambios drásticos en el uso del coche, avión o cruceros”.